sábado, 12 de octubre de 2013

Kaia Kaipe


               Vamos a por nuestra segunda propuesta gastronómica. Si en la anterior entrada deleitamos nuestro paladar en tierras gaditanas, en la presente, cruzamos todo el territorio nacional, encaminándose nuestros pasos al Norte de España.

               Para que os hagáis una idea del lugar tan maravilloso en que nos hayamos, la sección de viajes de The New York Times lo ha incluido en la lista de los 46 lugares más recomendables para visitar en 2013, de todo el mundo, junto a países como  Nicaragua, Irlanda o Filipinas, o grandes ciudades como Rio de Janeiro, París o Nueva Delhi… impresionante. Y como principales motivos para este gran honor, destaca la impresionante carretera costera que nos lleva hasta sus calles y sus magníficos  asadores de pescado, y aquí es donde entra nuestro protagonista, considerado uno de los mejores restaurantes para comer pescado de todo el País Vasco, donde se concentran 28 estrellas Michelín en un total de 19 restaurantes.
               No demoro más el nombre del protagonista. Nos encontramos en la costa Guipuzcoana, concretamente en Guetaria, donde nos sentaremos a la mesa del famoso restaurante Kaia Kaipe.


                                                        
                                   

               

                Guetaria es un pueblo costero, cuna de Juan Sebastián Elcano (primer hombre en dar la vuelta al mundo) y Balenciaga. En este pequeño pueblo destaca su casco antiguo, donde encontraréis grandes desniveles, debido a la peculiar ubicación del pueblo, siendo sus protagonistas la Iglesia de San Salvador y el tipismo de sus casas de pescadores situadas en la calle Elcano, estrechas casas de vivos colores coronadas por balcones de madera.

                El restaurante es uno de esos lugares donde una vez que tomas asiento no encuentras el momento propicio para marcharte, como si la visión del puerto pesquero a través de sus ventanales fuera el amarre de tus pensamientos a la sensación de bienestar que genera en tu interior. 

                La decoración del comedor es elegante, clásico y, como no podía ser de otro modo, salpicada con motivos pesqueros.
                El lugar en que nos hayamos es un lugar para comer pescado. No lo olvidéis. No digo que no se coma buena carne, que no lo sé, pero este restaurante se encuentra entre los mejores del País Vasco por sus pescados, por lo que en caso de que lo visitéis no os privéis de degustar cualquiera de los que encontraréis en la carta, excelentes.

                El trato del servicio es muy profesional y correcto. Tras revisar la carta, esperar la recomendación del maître. El mejor pescado a degustar dependerá de la época en que les visitéis, por lo que él os pondrá sobre la pista de cual es vuestra mejor opción.  Del mismo modo, dejaos recomendar sobre las cantidades.  Tened en cuenta que los platos de pescado vienen al peso, es decir, tendréis el precio del kilo, por lo que resulta difícil calcular la cantidad a pedir, más si tenemos en cuenta el precio que tiene el kilo... jejejejejeje

                                


 
                En la carta vais a encontrar Lubinas, Merluzas, Meros y el mayor protagonista del Kaia Kaipe, el Rodaballo. Algunos dicen que no se sabe lo que es el Rodaballo hasta que no se degusta en las mesas del Kaia, eso sí, a 60 Eurazos el Kilo, siendo las piezas de entorno a kilo y cuarto, kilo y medio…

                Pero ya llegaremos al magnífico Rodaballo.

                Como primero, degustamos un revuelto de setas con foie… decir que estaba impresionante es a todas luces escaso… el sabor y lo jugoso de esas setas, será algo que no será fácil de superar. El magnífico sabor de unas frescas setas junto a un foie delicioso, hacen de este entrante una opción perfecta para preparar nuestro paladar para el esperado Rodaballo a la parrilla.

                El Rodaballo es plato para dos personas. Como he comentado previamente, las piezas están en torno al kilo y medio, más que suficiente para dos comensales. Una vez presentado en la mesa, como si de un comensal más se tratase, será limpiado y traído nuevamente en la mesa, aunque eso sí, de esta pieza todo se come, salvo las espinas, que no se comen, pero si se limpian. En Kaia Kaipe aprenderéis, con placer, a degustar cada centímetro de estas piezas. La preparación es mínima, únicamente a la parrilla, lo que deja a la pieza con todo su sabor. 

                Como ya he comentado, los precios se encuentran en torno a los  50 € el kilo, si bien variará en función al tipo de pescado y la temporada. El protagonista es un pelín más caro y alcanza los 60 € el kilo. Menudo precio. Puede parecer caro, pero de verdad que merece mucho la pena. Hasta los acérrimos de la carne, se alegrarán de pasar, al menos una vez, por Kaia Kaipe. Aunque solo sea durante un par de horas, su opinión culinaria sobre el pescado, cambiará de manera radical.

                El revuelto de foie con setas, kilo y medio de Rodaballo, una botella de agua y un par de copas de vino blanco, salió por 112 €.

                Una última recomendación... si o si, reservar... de lo contrario, olvidaos de comer en Kaia.

sábado, 29 de junio de 2013

Restaurante La Posada (Jerez de la Frontera)


En esta ocasión, no os propongo que me acompañéis en mi paseo por los rincones de un hotel, recorriendo cada una de sus estancias y disfrutando de sus servicios y gastronomía. Esta vez, dejaremos a un lado el tamaño de la cama, la iluminación de la habitación, la carta de almohadas y la calidad de las amenities. 

Desviémonos de nuestro habitual sendero, para adentrarnos en otro no menos apetecible. Os propongo un viaje por los placeres de la gastronomía. En muchas de las entradas anteriores, ya hice referencia a restaurantes, pero he pensado que un placer como el de sentarse a la mesa es merecedor de ser el único protagonista de estas letras, por lo que esta será la primera entrada de otras que la seguirán centradas única y exclusivamente en este placer. Ni que decir tiene, que las habituales entradas de hoteles seguirán muy presentes en este blog, aprovechando la ocasión para informaros de que en la próxima entrada del blog cruzaremos el charco hasta tierras mayas... 

 Este nuevo camino empieza en el Sur de España, y más concretamente en tierras gaditanas, esas que cada vez que visito son capaces de conquistarme como la primera vez.  Fácil es encontrar un lugar donde degustar un pescaíto frito o una caballa recién sacada del mar acompañada con un poquito de piriñaca… y qué decir de una riquísima tapa de menuo o de tortillita de camarones acompañada de un tintito de verano en plena playa de Camposoto… un momento único.

El restaurante que considero adecuado para comenzar este camino, se encuentra situado en Jerez de la Frontera… recordad bien su nombre, porque es un lugar que merece muchísimo la pena… La Posada (Calle Arboledilla, 1 - 956 33 91 20)

Es un restaurante pequeño, pero con mucho encanto, intimo y acogedor como pocos, mezclando paredes encaladas con ladrillo visto, lo que unido a los diversos arcos que separan las distintas estancias, nos llevan a un clásico cortijo de la zona, fusionado con una elegante decoración. Este lugar que os recomiendo es un lugar para degustar las mejores materias primas, sin florituras ni artificios que distraigan nuestros sentidos y, es por ello, que en su cocina existe un único protagonista… la plancha. Magnificas carnes del norte, frescos pescados del Sur  y mariscos de ambos, os pondrán difícil la elección, que seguro será acertada, pidáis lo que pidáis. No esperéis salsas que maten el sabor de los alimentos, ni guarniciones excesivas que te priven del bocado principal. En los platos hay un único protagonista y todos los focos se centran en él.

Antes de entrar en los verdaderos protagonistas, me gustaría resaltar la profesionalidad de sus empleados. En mi caso, la maître habitual tenía el día libre e hizo sus funciones el propietario del restaurante. Desde el primer momento, sus recomendaciones fueron muy acertadas y la atención muy personalizada, identificando perfectamente los momentos para interactuar con los clientes y los ideales para retirarse y dejar a los comensales disfrutar en toda su plenitud de los platos.

La carta, muy corta. Pocos platos. Pero tranquilos, lo mejor vendrá en una hoja de papel escrita a mano por el cocinero, que el maître os comentará con todo lujo de detalles. Los platos estrella de cada noche dependerán de lo mejor que hubiera en el mercado esa mañana.

Para empezar y mientras esperamos nuestros primeros platos, una creación del restaurante, “caviar andaluz”. Un riquísimo paté de aceitunas negras con aceite de oliva, acompañado de unas pequeñas tostas de pan. Riquísimo. Perfecto para acompañar los primeros sabores de una buena cerveza servida en copa helada.

Como primeros puedo ofreceros, una simple ensalada de la casa, sin ingredientes exóticos  ni técnicas de cocina fusión. Volvemos a lo ya dicho, buena materia prima, tomates de esos que saben a tomate acompañados de buena lechuga y un magnífico aliño basado en aceite de oliva virgen extra. Otro, uno de mis pequeños caprichos. Unas riquísimas zamburiñas del cantábrico pasadas por la plancha y acompañadas con un chorrito de aceite… impresionante textura con los mejores matices del mar cantábrico.

Y después de estos pequeños caprichos, vamos con los platos principales. Como os comenté, estáis ante una difícil elección. Os propongo dos platos, dos paseos, mar y campo. El primero de ellos, unos chipirones a la plancha, de un tamaño imponente. Una pequeña guarnición acompaña al protagonista del plato… cuando éste es, usando un símil cinematográfico, un Paul Newman,  no hace falta mucho más.

Y el segundo. Un plato que me robó el corazón. El mejor solomillo que he comido, en este caso de buey. No solo por la calidad de la carne, sino porque el maître puso toda su atención a como quería la carne, supo entenderlo y transmitirlo al cocinero, el cual, supo tratar con exquisitez esa pieza de carne. Con un interior completamente rojo, no soltó ni una gota de sangre.  Vuelta y vuelta sobre la plancha, de rojo intenso, pero no cruda, manteniendo todo su sabor y jugosidad, como debe comerse la carne. 

Para terminar, si aún os quedan ganas, una tarta de limón. Ni nombres rimbombantes, ni mezclas extrañas… algo simple. La sencillez llevada a la exquisitez… simplemente una tarta de limón, pero que tarta...

Y vamos con lo malo. Aunque en esta ocasión para nada lo fue. Os prometo que cuando terminéis de cenar, lo que menos os preocupará es el precio. Esa hora y media de placer gastronómico bien valen los 90 € de la factura, eso sí, sin vino... tras echarle un vistazo a la carta, si añadís un vino medio, la factura podría subiros hasta los 120...

Un lugar recomendadísimo al que, por supuesto, en mi próxima visita a tierras gaditanas, regresaré para disfrutar nuevamente de los placeres que este lugar ofrece.

Para terminar, una curiosidad… para los que no lo sepáis, Jerez es tierra de bodegas y, cómo no, la principal familia de la zona son los Domecq... La Posada era el restaurante preferido de Bertín Osborne y  Sandra Domecq durante los muchos años que residieron en la ciudad.
Espero que disfrutéis de este paseo...

viernes, 18 de enero de 2013

Hotel Viura



Un nuevo destino nos espera… nos dirigimos a un zona de la geografía española, famosa en el mundo, tanto por su belleza visual, Naturaleza y Arquitectura han trabajado hombro con hombro para llegar a un equilibrio difícil de igualar, como por su magnifica gastronomía.

Iniciemos camino pues...  la Rioja Alavesa es nuestro destino y mas exactamente el Hotel Viura, en la población de Villabueva de Álava a 361 kilómetros de Madrid. Llegar es sencillo. Después de 244 kilómetros por la A1 y 57 kilómetros más por la AP1, tomar la carretera N-232 dirección Logroño durante 21 kilómetros. A esa altura coger la carretera LR-318 y en pocos minutos os encontrareis en casa.

Dos accidentes geográficos delimitan este lugar tanto a norte como a sur. Por el norte, la Sierra de Cantabria protegerá nuestros sueños al tiempo que el majestuoso rio Ebro nos acuna desde el sur. El paisaje es una mezcla irrepetible de colores ocres y mostazas, donde la paleta de colores del otoño toma vida en los viñedos que inundan cada rincón de esta tierra.

Poco se puede decir del pueblo donde nos llevan nuestros pasos. Villabueva de Álava es un pueblo muy pequeño donde queda plasmada la realidad de la zona... en un pueblo de no más de 500 habitantes, encuentran cobijo tres bodegas, una de ellas, la Bodega Luis Cañas, quien según la prestigiosa revista Wine Advocate tiene en su vino Crianza el mejor vino del mundo según calidad precio del 2012, palabras mayores en un sector tan competitivo como el vitivinícola..., y un hotel de prestigio internacional, el Hotel Viura.

No son muchos los hoteles del mundo que pueden presumir de ser protagonistas de tal cantidad de publicaciones en medios de prensa tan dispares, los cuales van desde la afamada revista Condenast Traveller hasta el periódico The Times, haciendo parada intermedia en prensa económica (Cinco Días) o de ocio (Esquire).

Tan pronto nuestros ojos se encuentran ante él, se hace fácil comprender el motivo de tanta repercusión mediática... tenemos ante nuestros ojos una de las edificaciones existentes en la zona que llevan a la máxima expresión la Arquitectura al servicio del Vino. Esta maravilla arquitectónica hay que agradecérsela a la firma Designhouse en estrecha relación con la arquitecta Beatriz Pérez Echazarreta. Podría pensarse, que un día, sus creadores se subieron al campanario de la iglesia adyacente y como en un juego, comenzaron a lanzar sus cubos aleatoriamente, siendo obra del azar la indescriptible construcción resultante.

Ni su colorido ni su configuración desentonan en Villabuena de Álava, lo que habla maravillas de los creadores de esta obra, los cuales han conseguido integrar su edificio como una casa más del pueblo que le da calor.
Mis palabras poco más pueden aportar para describir el edificio que tenemos ante nuestros ojos, bueno si, una sola cosa más... tenéis que verlo... Os he hablado del edificio, pero esto es un blog de hoteles, por lo que se hace imprescindible empezar a bucear en los detalles de su interior...
 El hotel dispone de una amplia zona de aparcamiento, aunque al aire libre, lo cual es un pequeño "pero" si tenemos en cuenta que la zona es muy fría y húmeda, si bien, creo que el inconveniente que ello supone es asumible con objeto de evitar romper la armonía del espacio en que nos hayamos.

El buen gusto que los creadores de este lugar han mostrado con el exterior del hotel no cesa en su interior. La decoración esta cuidada al detalle, siendo las máximas estrellas de esta superproducción, la madera, el cristal y el hierro, encontrando infinitas referencias al vino en la gama de colores utilizada.

La habitación es amplia y muy cómoda, siendo la gran protagonista de la estancia una grandiosa cama. Las paredes se encuentran en hormigón visto, pero la sensación de frialdad que este material podría llegar a transmitir se ve mitigada por los elementos de madera maciza presentes en la habitación y una gran alfombra. La integración de tres elementos como el hormigón, la madera y el acero crean una estancia plenamente vanguardista.

Os preguntareis si hay algún "pero"... siempre los hay, aunque por supuesto, como a menudo digo, este blog plasma una opinión muy personal de quien lo escribe, por lo que os rogaría que así lo tomarais... el primero de los pequeños problemas que me he encontrado es la iluminación. En mi opinión, la habitación tiene poca iluminación. Es verdad, que durante las horas de sol, su escasez no se aprecia debido al enorme ventanal con que cuentan las habitaciones, pero al llegar la noche, los puntos de luz disponibles en la habitación se hacen algo escasos, dando lugar a una estancia poco iluminada.

El segundo de los problemas, es el hecho de que parte del baño (una preciosa encimera de madera coronada por una magnifico lavabo) se encuentre en la propia habitación, quedando en otra estancia el wc y la bañera, lo que en mi opinión, genera algunas incomodidades.

Cuando me hospedo en un hotel de este nivel, más que la habitación en sí, lo que determina mi opinión sobre el mismo es sobre todas las cosas, su desayuno. El Hotel Viura tiene un desayuno acorde a su prestigio. En los días de mi estancia, el hotel se encontraba prácticamente vacio, de tal manera que el desayuno se convirtió en un momento encantador, absolutamente personalizado en la medida en que todo el desayuno se realizo a la carta.  Los platos calientes perfectos, un pan delicioso acompañado de una mantequilla exquisita, la fruta riquísima... y el café muy bueno. En mi opinión, el desayuno es de 9,5 y no de 10, porque la perfección se hace siempre subjetiva de cada persona, por lo que me guardo ese medio punto para otra ocasión.

Para los amantes del vino, el hotel cuenta con una Vinacoteca donde poder degustar una amplia gama de vinos de la tierra, un lugar perfecto para descansar con una buena copa de vino y una buena compañía después de un día de turismo rodeado de viñedos.
Desgraciadamente en esta ocasión no puede hacer uso de su restaurante, en el cual tengo grandes esperanzas para mi próxima visita, más si tenemos en cuenta que a pesar de que el hotel estaba prácticamente vacio, en el servicio de cenas había bastante gente en el hotel, lo que me hace pensar que como el resto de los servicios que ofrecen, es exquisito.

Del hotel, un último apunte... cuenta con una terraza en el último piso, decorada con amplios sillones que en verano debe ser impresionante.

Respecto al precio, la noche puede estar en torno a 120 € en régimen de alojamiento y desayuno. No entraré yo a valorar sobre lo caro o no de este hotel, ya que en mi opinión, lo uno o lo otro no lo determina su precio, sino la felicidad que esa inversión te devuelve.

Y a pesar de que, como ya he dicho, éste es un blog de hoteles, no puedo dejar de entrar a daros algunos apuntes de la zona. Para mí, una de las más recomendables del panorama nacional.

A escasos 12 kilómetros tenemos la localidad de Laguardia, a cuyas afueras encontramos una de las joyas arquitectónicas de la zona. Entre los viñedos que dan cobijo a esta localidad, se yerguen las famosas Bodegas Ysios en la imponente construcción lleva a cabo por Santiago Calatrava. La manera en que esta construcción queda plenamente integrada en el paisaje es perfecta, siendo espectacular la manera en que el Sol refleja en la ondulante estructura que corona la construcción.

Si continuamos nuestra andadura por la zona, se hace indispensable la visita a la capital riojana. Logroño se encuentra a menos de 30 kilómetros de nuestro hotel, por lo que se presenta como una escapada perfecta. Os recomiendo entrar con el coche hasta la calle Muro de Francisco de la Mata, donde encontrareis un parking muy cercano a la zona monumental de la ciudad. En pocos minutos, nuestros pasos nos llevaran hasta la Concatedral de Santa Maria de la Redonda, la Iglesia de San Bartolomé y la Iglesia de Santiago el Real. Y para los que gustan de combinar un poco de visita cultural con un mucho de visita gastronómica, no podéis dejar de visitar la famosa Senda de los Elefantes. Si os situáis en la calle Laurel, solo tendréis que seguir la línea sinuosa del suelo que os llevará irremediablemente hasta todas y cada una de las puertas de las decenas de bares que abarrotan esta famosa calle. Estoy seguro de que después de cuatro o cinco paradas, entenderéis perfectamente lo de los "elefantes"...

Por último os he dejado la visita a Elciego, localidad de 1.000 habitantes… un pueblo como tantos otros de la geografía española si no fuera por el prodigio de la arquitectura que realizó Frank Gerhy para la Bodega Marqués de Riscal. No podéis pasar por la zona y no asomaros a ver esta maravilla, esta construcción de metal ondulado pintada con los colores del vino, absoluto protagonista de todo lo que nos rodea. Es más, os recomiendo encarecidamente que realicéis su visita guiada, donde poder descubrir el mimo y pasión con la que trabajan la materia prima que tanta riqueza otorga a esta zona. Es curioso, pero después de esta experiencia, seréis un poquito más amantes del vino.

Espero que os guste…